Distinguida concurrencia
Quisiera, en
primer lugar, expresar mi agradecimiento al Consejo Directivo de Acenespar y de
manera especial al señor General GC Nelson Hernani, Presidente de Acenespar, al
honrarme con el encargo de disertar
sobre el historial de la Guardia Civil del Perú, con ocasión de celebrarse el
140 aniversario de su creación.
La disertación
que haré, versará sobre “el aporte que brindó la Guardia Civil del Perú a la
paz social y al bien común de nuestro país”, conceptuando al primero como “la tranquilidad en el orden” (San
Agustín) y al segundo como “el orden
justo, donde la persona humana encuentra las condiciones de vida social
propicias, para alcanzar su realización personal y su perfección humana” (Santo
Tomás de Aquino).
Recordar el
pasado glorioso de nuestra institución, la Guardia Civil del Perú, resaltar sus
grandes momentos de sacrificio, abnegación, honor, que demostraron sus
integrantes en el cumplimiento del deber, que les había confiado la Nación y el
Estado, hasta el extremo de ofrendar sus vidas en defensa de la integridad
territorial o de los derechos y libertades de los integrantes de la sociedad
peruana, es en extremo difícil por el tiempo que se asigna a una conferencia
pero que intentare resumir en sus momentos más resaltantes.
Por lo antes
señalado, es preciso hurgar en los orígenes de la creación de esta noble
institución; debemos para ello remontarnos a la década de 1870 en que la
función de Policía del Estado la desempeñaban los serenos y celadores en las
ciudades, mientras que en el campo la desempeñaba la gendarmería, que era un
componente de nuestro Ejército. La función de Policía del Estado era cumplida
en forma ineficiente y desarticulada.
La sociedad peruana
pasaba por los efectos expansivos de la explotación del guano y del salitre y
sus consecuencias se reflejaban en las principales ciudades del país, que
contaba con una población pequeña para la extensión de su territorio, apenas
2,663,000 habitantes, según el censo de 1876-ONEC; alterándose
en muchos casos la paz social y convivencia pacífica con nuevas
manifestaciones de delitos e incremento de la delincuencia.
Ante la
situación descrita, el Presidente
Constitucional de la República, Manuel Pardo y Lavalle promulga el
Decreto Supremo rubricado el 31 de diciembre de 1873, con autorización
legislativa del 3 de abril de 1874, mediante el cual se reorganizan los cuerpos
policiales existentes, destacándose lo siguiente :
-
La organización del
vecindario integrado por los vecinos y a cargo de los alcaldes, y;
-
La organización de la fuerza
pública permanente, conformada por la Guardia Civil para el ámbito urbano y la
Gendarmería que se desempeñaría en el ámbito rural, que debían conservar el
orden, prevenir y perseguir a los delincuentes o malhechores.
Es resaltable
señalar que el 9 de noviembre de 1974, el Presidente Manuel Pardo y Lavalle
creó también la Escuela de Instrucción de la Guardia Civil, la misma que estuvo
formada por una compañía de 50 plazas en el Batallón de Gendarmes de Infanteria
de Lima.
Aunque el Congreso de 1873 había autorizado al
Ejecutivo a dar de alta a un efectivo de cinco mil policías, se inició el
servicio en las comisarías urbanas y rurales y batallones de infantería y
caballería provinciales con 1912 guardias civiles y 1640 gendarmes,
distribuidos en 19 departamentos de la república, entre los que se contaba la
provincia litoral de Tarapacá, colindante por el sur con el departamento
boliviano del mismo nombre. (Tarapacá).
Durante la
guerra con Chile, la Guardia Civil tiene una participación notable combatiendo
junto al Ejército del Perú, y es en la batalla de Tarapacá donde sobresale el
Guardia Civil Mariano Santos Mateo cuya acción fue decisiva para que el
Ejército del Perú obtenga la victoria en dicha acción de armas.
Mariano Santos
Mateo, el valiente de Tarapacá, perteneció al
batallón de Infantería “Guardias Civiles de Arequipa” Nro. 25; unidad
compuesta por 6 compañías de guardia civiles, y en esa batalla logró capturar
para las armas peruanas, la Coronela Regimentaria (Bandera) del Regimiento de
Infanteria “2do. de Línea del Ejército Chileno”, siendo posteriormente
felicitado en ceremonia pública por el Jefe
del Ejército del Sur, Contralmirante Lizardo Montero, por su acción
valerosa y ascendido al grado inmediato superior de Inspector de Guardias de la
Guardia Civil del Perú.
Derrotado el
Perú en 1879 por las armas enemigas, en la denominada guerra por el guano y el
salitre, el país no solo perdió una parte de su territorio y riquezas
naturales, sino que quedo devastado en sus instituciones políticas,
económicas y sociales de las que no
fueron ajenas el Ejército y las fuerzas regulares de Policía. Había que volver
a reconstruir el país.
Primera Reforma Policial
Durante el
segundo gobierno del Presidente Augusto B. Leguía Salcedo, se decidió reorganizar a la Policía creada en 1873.
Leguía tenía
como modelo de una nueva Policía a la Guardia Civil de España, por ello
solicita al gobierno de Su Majestad el Rey de España Alfonso XIII, el envio a
la ciudad de Lima de una misión de la Guardia Civil de España, con la finalidad
de reformarse a la Guardia Civil y Gendarmería del Perú. Para lograr este
propósito se expide la Resolución Suprema del 04 de abril de 1921 que dispone
la contratación de una misión de la institución policial de España, hecho que
se concretó con el acuerdo diplomático suscrito en Madrid, el 1 de octubre de
1921.
La misión
española contratada llegó a Lima el 22 de noviembre de 1922 y estuvo presidida
por el Teniente Coronel GCE Pedro Pueyo España. Luego de instalarse se dedicó
al trabajo de planificación y formulación de los proyectos para la reforma de
la Policía, entregando el 21 de enero de 1922 , al presidente Augusto B. Leguía
y al Ministro de Gobierno y Policía German Leguía y Martínez, 14 proyectos de
ley que comprendían el plan completo de
reorganización de los cuerpos de la Guardia Civil y Gendarmería
existentes. Dicho trabajo fue de aceptación del Presidente Leguía, quien
consideró válido el plan proyectado para realizar la reforma policial y
mejoramiento de los servicios.
Como
consecuencia de la labor realizada por la misión española se procedió a la
creación y organización de un cuerpo de la Guardia Civil similar al de España,
sobre la base del Regimiento Nro. 2 de la Gendarmería, para desempeñarse en el
ámbito rural. Se formó otro cuerpo
denominado de seguridad sobre la base de la Guardia Civil existente, para desempeñarse en el ámbito urbano. Y se creó un cuerpo más, denominado de investigación
y vigilancia.
Uno de los
actos más trascendentes de la reforma policial fue la creación de la Escuela de
Policía. Para ello el gobierno dictó el
3 de julio de 1922 el dispositivo legal creando dicha escuela en donde se
debían formar y capacitar el personal de los tres cuerpos que conformarían la
nueva Policía peruana.
La Escuela de Policía de la República
constaba inicialmente de tres secciones :
-
La 1ra. Superior de
Oficiales, para los tres cuerpos.
-
La 2da. de Tropa y Aspirantes
a Clase de los tres cuerpos.
-
La 3ra. Especial, de
Aspirantes a la Sección de Investigación y Vigilancia y su Anexo de
Dactiloscopia.
Luego de
creada la Escuela de Policía, se atendió en primer lugar al reclutamiento del
personal idóneo para la instalación del plantel, consiguiéndose la presentación
de candidatos honorables y de excelente antecedente militar para las jerarquías
de capitán, tenientes y alfereces. Para
las secciones de clases de seguridad e investigación, se examinó con sumo cuidado a los
antecedentes de conducta e instrucción y con tal medida se reclutó un personal
que hizo honor el día de la inauguración de la escuela, a sus reclutadores e
instructores.
El local
elegido para la Escuela de Policía fue el del antiguo “Hospicio de la
Misericordia y Hospital de Insanos “, ubicado en la Av. Sebastián Lorente Nro.
769 (antes Av. De Los Incas) del tradicional Cercado de Lima. La inauguración
de la Escuela, totalmente remozada para cumplir sus fines, fue el 1 de
noviembre de 1922, con la presencia del Presidente de la República y su gabinete en pleno, asistencia del cuerpo
diplomático y consulares acreditados en Lima, el elemento militar y civil de la
población y de la colonia española de Lima, que respondiendo a la iniciativa
sugerida por el Teniente Coronel GCE Pedro Pueyo España, obsequió la bandera de
guerra a la naciente escuela.
La escuela
inicia sus actividades el 4 de noviembre
de 1922, teniendo como alumnos a 30 oficiales del Ejército del Perú, de
los cuales algunos regresaron a sus unidades de origen; 19 aspirantes a
Investigación y Vigilancia y 103 personal de tropa. Los exámenes fueron
presenciados por el Ministro de Gobierno y Policía, así como el desarrollo de
algunas clases. La primera promoción que egresó de la escuela lo hizo el 3 de setiembre de 1923.
La Guardia
Civil y Policía, era una nueva institución policial peruana concebida para el
nuevo orden político, económico, social y cultural de la República del Perú, de
naturaleza, carácter y organización militar, porque fue creada con los mismos
principios doctrinarios de la Guardia Civil de España por la misión española
contratada para proponer la reforma policial, la que trajo y aplicó los mismos
reglamentos de la Guardia Civil de España.
Lo más notable
de la labor de la misión española fue el desarrollo del aspecto moral y
material en el personal policial, aplicando los consistentes principios éticos de la cartilla del Guardia Civil,
donde en su artículo 1ro. señalaba que : “El Honor es su Divisa, debe por
consiguiente conservarlo sin mancha, una vez perdido no se recupera jamás”.
Luego en
siguientes artículos se manifestaba a sus integrantes que: “El culto al deber
es la constante inspiración del Guardia Civil; la satisfacción de haberlo
cumplido su mejor recompensa, y la dignificación institucional su consigna
permanente”. Complementando a éstos, el que reflejaba la razón de ser y de
actuar del Guardia Civil cuando se le inculcaba como norma de vida que, “será
siempre un pronóstico feliz para el afligido, infundiendo la confianza que a su
presentación el que se crea cercado de asesinos, se considere libre de ellos;
el que tenga su casa presa de las llamas, estime el incendio apagado; el que
vea a su hijo arrastrado por las
corrientes de las aguas, lo considere salvado y, por último siempre deberá
velar por la seguridad y bienestar de todos”.
El
indoctrinamiento diario durante la instrucción antes de salir al servicio, hizo
que individual y colectivamente se fuera forjando un misticismo individual y
colectivo entre los integrantes de la Guardia Civil del Perú, que luego se puso
en evidencia con actos de heroísmo, martirologio, sacrificio y abnegación en defensa
de la Patria, del gobierno legalmente constituido y de la sociedad, cuando éstos lo demandaron.
Principales hechos durante el desarrollo institucional 1923-1988
En 1925 se
crea la 2da. Comandancia de la Guardia Civil y al año siguiente se la destaca,
en mision especial al departamento de Cajamarca para reincorporar la provincia
de Cutervo al gobierno nacional, que estaba en poder de las montoneras del
gamonal y latifundista Eleodoro Benel Zuloeta.
Las tropas de Infanteria y Caballería
estaban al mando del Coronel Antenor Herrera que llega a su lugar de
destino el 12 de febrero de 1927.
La campaña
contra el bandolerismo en Cajamarca duró varios meses y culminó con la muerte
de Eleodoro Benel, ocurrida el 28 de noviembre de 1927 y la persecución de sus
seguidores, por parte de la Guardia Civil que llega a tomar la casa hacienda de
Silugan.
El 26 de junio
de 1931, el Teniente Coronel EP Agustín
Cabrera, Comandante de la 4ta. División del Ejército del Perú se alzó en
armas, logrando deponer a las
autoridades políticas y apoderarse del armamento y ganado del Regimiento de Artillería
Nro. 4, unidad militar que si bien no quiso adherirse al movimiento tampoco lo
combatió.
El Teniente
Coronel Cabrera sólo llegó a obtener el control parcial de la Plaza de Armas
del Cusco por lo que el Mayor GC Humberto Flores Hidalgo, a pesar del número
reducido de efectivos de la Guardia Civil que tenía a su mando, en gesto
valiente y viril, se negó a unirse al movimiento rebelde y a entregar las armas
a los insurrectos.
Luego que las
autoridades políticas fueron depuestas y neutralizado el Regimiento de Artillería
Nro. 4, el jefe rebelde a través de oficiales comisionados, pidió la rendición
de los guardias civiles, recibiendo la respuesta del Mayor Flores,
que no se adhería al movimiento ni se rendía, que atacasen si lo creían
conveniente, que él y sus tropas cumplirían con su deber.
Aunque el jefe
rebelde no atacó el cuartel policial, oficiales y tropas prepararon la defensa
con la ayuda de la población civil que no simpatizaban con el movimiento
rebelde, el cual, de la misma manera, se daba en la ciudad de Puno, con la
muerte en Paucarcolla del GC Manuel Gutiérrez Candia. Iniciados los
enfrentamientos entre las fuerzas del orden enviadas desde Lima el 06 de julio
de 1931, y los insurrectos, las primeras retomaron el control reponiendo en sus
cargos al prefecto y al subprefecto, logrando la captura del teniente coronel
insurrecto.
En 1932,
durante la insurección de un grupo de integrantes del APRA, conocida como la
Revolución de Trujillo, la Guardia Civil del Perú y del Ejército peruano
perdieron a 3 oficiales GC (el capitán GC Eduardo Carbajal Loayza, el Teniente
GC Alberto Villanueva Gómez y el Alférez GC Humberto Lengua Romero) y a 33
clases y guardias que fueron asesinados, estando en condición de rehenes. Todos
ellos pertenecientes a la 5ta. Comandancia de Trujillo. También el Ejército
peruano perdió a 14 de sus integrantes.
Debido a los
conflictos políticos y sociales ocurridos en los años 30 en Cajamarca,
Trujillo, Ayacucho y Huancavelica, que tanto dolor y sangre costaron a la
Guardia Civil, se propuso al gobierno la creación de una fuerza especial para
hacer frente a esas continuas alteraciones del orden público. La propuesta se
inspiraba en las novísimas fuerzas de asalto alemanas que con personal selecto,
adiestrado, armado y equipado convenientemente, demostraban eficiencia y
contundencia en todas sus intervenciones para controlar desórdenes.
Por esta
razón, el Presidente de la República General EP Oscar R. Benavides, expidió el
30 de diciembre de 1935, el Decreto Supremo creando la Compañía de Asalto para
la conservación del orden público y social y el desempeño de servicios
especiales. Esta compañía es la génesis de la posterior 22 Comandancia de la
Guardia Civil-Asalto que fuera una de las unidades más emblemáticas que tuvo la
institución por sus innumerables intervenciones exitosas en todo el territorio
nacional.
En 1941 , en
las diferentes acciones militares ocurridas en la campaña militar del norte y
nororiente, la Guardia Civil participó activamente no como tropa auxiliar sino
como tropa combatiente, teniendo un desempeño notable en los enfrentamientos
que se sucedieron, muriendo en defensa
de nuestra integridad territorial el Teniente
GC Alipio Ponce Vásquez (el héroe de Carcabón ascendido póstumamente a Capitán)
y los guardias Neptalí Valderrama Ampuero, Justo Pastor Ismodes Nadal, Leoncio
Martel Acosta, Alberto Leveau García, Graciano Ayala Torres Y Edgardo Luis
Zumarán Carpio.
El 5 de enero
de 1944, el gobierno nacional dispone la fusión en un solo cuerpo, el de la
Guardia Civil con el de Seguridad. A mérito de dicha disposición, a los
efectivos encargados de prestar los servicios en las ciudades se les denominó
Guardia Civil urbana, y a los que prestaban servicios en los campos, Guardia
Civil rural.
En la
década de los 50 y 60 se inicia la
expansión de servicios policiales con la creación en 1949 de la 29 Comandancia
de Radio Patrulla, se convierte el Batallón de Tráfico creado en 1929, en la 30
y 49 Comandancias de Tránsito para Lima y Balnearios, que luego sería
complementada con la creación de la 50 Comandancia de Investigación de
Accidentes de Tránsito.
El 8 de julio
de 1961, se crea la Unidad de Servicios Especiales que integra el accionar de
la emblemática 22 Comandancia de Asalto, la 34, 41 y 42 Comandancias;
encargadas del control de multitudes y de disturbios civiles, contribuyendo a
la conservación o al restablecimiento del orden público.
Entre 1962 y
1965 se producen diversas acciones subversivas en la sierra y selva central del
país, que debe afrontar la Guardia Civil con las unidades y servicios que
contaba, sin estar preparada ni equipada para esta nueva modalidad delictiva.
Producto de
diversos enfrentamientos con elementos subversivos, el 27 de junio de 1965
pierden la vida en cumplimiento del deber el Mayor GC Horacio Patiño Cruzatti,
que al mando de una patrulla compuesta por 32 efectivos (3 oficiales y 29
clases y guardias), es emboscado en la zona del cerro Púcuta, zona selvática de
Huancavelica), cuando se disponía a restablecer el orden en el poblado de Púcuta.
Mueren además nueve guardias civiles y un capitán médico de la Sanidad Policial.
El 21 de junio
de 1965, se crea en Mazamari, provincia de Satipo, departamento de Junín, la 48
comandancia de la GC-Los Sinchis, unidad policial especial contrainsurgente.
El 9 de agosto
de 1965, entre los poblados de Kiatari y Kubantía, en la provincia de Satipo,
departamento de Junín , es atacado por subversivos un pelotón de guardias
civiles al mando del Alferéz GC Guillermo Alcántara Mena, jefe del pelotón que
fallece en la emboscada junto con el Sargento 2do Enfermero SGC José Del Carmen
Huamán Muñoz , y el administrador de la hacienda Kiatari Ingeniero Ismael
Castillo Mattasoglio, propiedad que había sido invadida por subversivos.
Los hechos
subversivos que sucedieron en Púcuta y Satipo motivaron la participación de la Fuerza
Armada del Perú en la lucha
contrasubversiva, disponiendo el gobierno peruano el 13 de agosto de
1965 la intervención del Ejército, siendo las tropas de la IV Región Militar las
que derrotarían a los insurgentes del MIR en el enfrentamiento ocurrido en Mesa
Pelada el 23 de octubre de 1965, poniendo fin a las actividades subversivas en
marzo de 1966.
Mediante Ley
Nro. 15605 del 8 de setiembre de 1965, el Presidente de la República Fernando
Belaúnde Terry, otorgó a la Guardia Civil del Perú el título de Benemérita,
como gratitud y estímulo por los servicios prestados a la Nación.
El 23 de
diciembre de 1969, el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada dictó los
decretos leyes 18069, 18070, 18071 y 18072; leyes orgánicas de la Guardia
Civil, Guardia Republicana y Policía de Investigaciones del Perú, y Servicio de
Sanidad de las Fuerzas Policiales.
Con la
promulgación de estos decretos leyes se subsidió y dividió la función de Policía
del Estado. La misión asignada a la Guardia Civil era el de “mantener el orden
público, mientras no se requiera el empleo de la Fuerza Armada”, es decir el
titular del orden público era la Fuerza Armada y no la Policía, y por otro lado
la función de Policía que es única e indivisible, se divide para asignar a la Guardia
Civil la prevención de los delitos y denuncia de las faltas, y a la Policía de Investigaciones
le competía la investigación y denuncia de los delitos perseguibles de oficio. Además
surge un actor más como integrante de las Fuerzas Policiales: la Guardia Republicana.
Con el devenir
de los años los integrantes de las Fuerzas Policiales lucharán entre sí, por la
preeminencia de la función policial al actuar cada una en forma autónoma, con
grave perjuicio para la comunidad nacional, el Estado y la propia institución
policial.
Mediante el Decreto
Supremo Nro. 038-77-IN del 7 de octubre
de 1977, se crea la Policía Femenina de la Guardia Civil del Perú con la
finalidad inicial de cumplir labores de protección al menor y de
apoyar a las unidades de la Policía de Tránsito y de Turismo, pertenecientes a
la Guardia Civil del Perú. El mismo año se autoriza el funcionamiento de la Escuela
de Policía Femenina, con sede en el balneario de San Bartolo.
Dos hechos significativos sucederán en la
historia de la Guardia Civil del Perú, cuando en 1978 un grupo de oficiales
superiores de la Guardia Civil de la Promoción XVI, del curso de oficiales de Estado
Mayor del Centro Superior de Estudios de
la Guardia Civil, rescata como héroe de la Guardia Civil a Mariano Santos Mateo,
el valiente de Tarapacá, durante la Guerra del Pacífico; y la creación de la Guardia
Civil el 31 de diciembre de 1873.
Asimismo, un grupo de oficiales superiores de la misma
promoción y de la XV del antes citado curso, apoyan doctrinariamente al Comando
Superior de la Guardia Civil del Perú, en la consecución de la categoría
constitucional del orden interno que fuera aprobada por la Constituyente de
1979.
En 1982 se
crea la Unidad de Protección Bancaria, que ha aportado importantes logros al
prestigio de la Guardia Civil, en el ámbito nacional e internacional, al
reducir a la mínima expresión los asaltos a bancos que eran numerosos en la década
del 80.
En las décadas
del 80 y del 90 se producen miles de acciones terroristas efectuadas por Sendero
Luminoso y el MRTA, que obligan a la Guardia Civil a replegar gran parte de sus
puestos policiales en las zonas de sierra y selva y, en las ciudades
principales de provincias, a concentrarse en sus principales unidades
policiales regionales, departamentales y provinciales.
Cientos de mártires
de la Guardia Civil, ofrecerán sus vidas en la lucha contra el terrorismo que
asoló al país desde 1980 hasta 1992 en que se reduce el accionar terrorista con
la captura del líder máximo de Sendero Luminoso y cúpula de dirigentes
principales, que ocasionaron graves daños a la Nación peruana y a sus
principales instituciones. Las acciones terroristas ocasionarán que la Guardia
Civil se repliegue en gran parte del servicio rural, y en las ciudades
progresivamente va perdiendo su presencia en las calles, vías y lugares
públicos o abiertos al público.
Unificación de las Fuerzas Policiales
A fines del
segundo gobierno del Presidente Fernando Belaúnde, se producen diversos
enfrentamientos entre los integrantes de la Guardia Civil y la Guardia
Republicana, que mellan el prestigio y autoridad de ambas instituciones frente
a la opinión pública y el gobierno. Además existía superposición de funciones
entre las tres fuerzas policiales, mientras que la comunidad reclamaba mayor
protección y ayuda a las personas y sus bienes.
Frente a la
situación descrita, en el primer gobierno del Presidente Alan García Pérez, el
14 de setiembre de 1985, al amparo de la Ley 24294 aprobada por el Congreso de
la República, el Poder Ejecutivo decide iniciar un proceso de reorganización de
las fuerzas policiales.
Posteriormente,
el 04 de febrero de 1986 continuando con el
proceso emprendido, se expidieron los decretos legislativos Nros.
370,371, 372 y 373 referentes a la Ley Orgánica del Ministerio del Interior, Ley
de Bases de las Fuerzas Policiales, Leyes Orgánicas de la Guardia Civil,
Policía de Investigaciones y de la Guardia Republicana.
La Ley de Bases
de las Fuerzas Policiales, sentó los pilares para la creación definitiva de la Policía
Nacional. La citada ley establece un Comando Único (la Dirección General de las
Fuerzas Policiales) y también la formación de un solo Centro de Estudios para
la preparación de los oficiales policías (denominado Escuela de Oficiales de
las Fuerzas Policiales con sede en el antiguo Centro de Instrucción de la Guardia Civil Mariano Santos en la Campiña-
Chorrillos), y de una Escuela Nacional para los Guardias y Agentes (denominada Escuela
Nacional de Policía, con sede en el antiguo Centro de Instrucción de la Guardia
Republicana del Perú en Puente Piedra). Pareciera que la solución del problema
tomó como criterio básico gran parte de
la reforma de la Policía en 1922. Se puso énfasis que las fuerzas
policiales eran de “carácter no militar”.
El 7 de
diciembre de 1988 fue publicada la Ley 24949 del 6 de diciembre de 1988, que
modificando los artículos pertinentes de la Constitución Política del Perú de
1979, crea definitivamente la Policía Nacional del Perú. Los objetivos que se buscaron fueron, entre
otros, integrar las tres fuerzas policiales, hacer un mejor uso de los recursos
económicos, desaparecer los conflictos que existían entre ellas originados por
“dualidad de funciones” y, sobre todo, ofrecer un mejor servicio a la sociedad.
Con la
creación de la Policía Nacional, desaparece del escenario del país la Benemérita
Guardia Civil del Perú, que desde su creación en 1873 hasta su extinción en
1988 , brindó al país dos héroes
nacionales, cientos de mártires que ofrendaron su vida en defensa de la Patria,
de la sociedad y del gobierno legalmente constituído; así como realizó una
permanente función social a lo largo y ancho del país, construyendo infinidad
de obras comunales como escuelas, actuando
muchas veces como docentes en campañas de alfabetización, caminos, comisarías o
puestos policiales sin costo para el Estado
y con la ayuda de la población, ganándose el aprecio y el respeto de las
comunidades.
También ha
aportado para el prestigio de la nueva institución policial su gloriosa
historia y tradición, así como los sustentos doctrinarios de la función de Policía
del Estado peruano, y las fuerzas morales y éticas que le permitieron ganarse
el respeto, la admiración y el reconocimiento ciudadano, cuando en el ejercicio
de la autoridad policial, lo hacía con
honor, abnegación, y sacrificio en el cumplimiento del deber; ayudando y
protegiendo a las personas y a sus bienes más preciados como son su vida,
integridad física, patrimonio y honra.
Por todo ello,
señoras y señoras, la Guardia Civil del Perú sigue siendo gloriosa e inmortal,
viviendo aún mientras subsista el último Guardia Civil y sus familiares, y
existan también estudiosos de la historia del Perú que comprendan la evolución
de la función de Policía del Estado y de la institución que la representa; así
como el sentir de cada Guardia Civil cuando con legítimo orgullo cantamos nuestro
himno institucional recordando; “Guardia Civil es el himno de gloria,
ensalcemos la noble misión, orgullosos de ser lo que somos los soldados de la
abnegación” o cuando cantábamos también
“marchad , marchad nobles guardias civiles, de patriotismo henchido el corazón,
marchad que en nuestros brazos varoniles reposa el destino de la Nación.”
Ese misticismo
guardiaciviliano nos permitirá mantener la esperanza, que muy pronto, nuestra
amada institución volverá al escenario nacional formando parte de la actual Policía
Nacional, como componente de ella y asignándosele parte de las funciones,
competencias y especialidades que estable la vigente ley de la Policía Nacional.
Para lograr
este propósito, debemos sustentar esta propuesta en que la actual Constitución del
Perú, en su artículo 163 sí define lo que es la defensa nacional, señalando
además a sus componentes las FF.AA.,
pero no define qué es el orden interno, dejando la posibilidad de
señalar a sus componentes mediante una modificación constitucional que
justifique nuevamente el accionar de la Guardia Civil y otras instituciones
policiales que garanticen adecuadamente la paz social, el orden interno y
público, el cumplimiento de la ley y la
seguridad ciudadana. Así tendremos la Policía
que el Perú necesita para su desarrollo nacional y bienestar de su pueblo.
Esta aspiración
profesional que invocamos a Dios Nuestro Señor, nos permitirá volver a repetir desde lo más profundo de nuestro
corazón: “y aunque mi tumba, estuviera desposeída de flores, Guardia Civil de
mis amores, la vida por ti mil veces diera.”
¡Viva la gloriosa e inmortal Guardia
Civil del Perú!
Gracias.
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