lunes, 9 de septiembre de 2013

DISCURSO POR EL DÍA DE LA GUARDIA CIVIL DEL PERÚ

Distinguida concurrencia

Quisiera, en primer lugar, expresar mi agradecimiento al Consejo Directivo de Acenespar y de manera especial al señor General GC Nelson Hernani, Presidente de Acenespar, al honrarme  con el encargo de disertar sobre el historial de la Guardia Civil del Perú, con ocasión de celebrarse el 140 aniversario de su creación.

La disertación que haré, versará sobre “el aporte que brindó la Guardia Civil del Perú a la paz social y al bien común de nuestro país”, conceptuando al primero  como “la tranquilidad en el orden” (San Agustín) y al segundo como  “el orden justo, donde la persona humana encuentra las condiciones de vida social propicias, para alcanzar su realización personal y su perfección humana” (Santo Tomás de Aquino).

Recordar el pasado glorioso de nuestra institución, la Guardia Civil del Perú, resaltar sus grandes momentos de sacrificio, abnegación, honor, que demostraron sus integrantes en el cumplimiento del deber, que les había confiado la Nación y el Estado, hasta el extremo de ofrendar sus vidas en defensa de la integridad territorial o de los derechos y libertades de los integrantes de la sociedad peruana, es en extremo difícil por el tiempo que se asigna a una conferencia pero que intentare resumir en sus momentos más resaltantes.

Por lo antes señalado, es preciso hurgar en los orígenes de la creación de esta noble institución; debemos para ello remontarnos a la década de 1870 en que la función de Policía del Estado la desempeñaban los serenos y celadores en las ciudades, mientras que en el campo la desempeñaba la gendarmería, que era un componente de nuestro Ejército. La función de Policía del Estado era cumplida en forma ineficiente y desarticulada.

La sociedad peruana pasaba por los efectos expansivos de la explotación del guano y del salitre y sus consecuencias se reflejaban en las principales ciudades del país, que contaba con una población pequeña para la extensión de su territorio, apenas 2,663,000 habitantes, según el censo de 1876-ONEC;  alterándose  en muchos casos la paz social y convivencia pacífica con nuevas manifestaciones de delitos e incremento de la delincuencia.

Ante la situación descrita, el Presidente  Constitucional de la República, Manuel Pardo y Lavalle promulga el Decreto Supremo rubricado el 31 de diciembre de 1873, con autorización legislativa del 3 de abril de 1874, mediante el cual se reorganizan los cuerpos policiales existentes, destacándose lo siguiente :
-          La organización del vecindario integrado por los vecinos y a cargo de los alcaldes, y;
-          La organización de la fuerza pública permanente, conformada por la Guardia Civil para el ámbito urbano y la Gendarmería que se desempeñaría en el ámbito rural, que debían conservar el orden, prevenir y perseguir a los delincuentes o malhechores.

Es resaltable señalar que el 9 de noviembre de 1974, el Presidente Manuel Pardo y Lavalle creó también la Escuela de Instrucción de la Guardia Civil, la misma que estuvo formada por una compañía de 50 plazas en el Batallón de Gendarmes de Infanteria de Lima.

Aunque  el Congreso de 1873 había autorizado al Ejecutivo a dar de alta a un efectivo de cinco mil policías, se inició el servicio en las comisarías urbanas y rurales y batallones de infantería y caballería provinciales con 1912 guardias civiles y 1640 gendarmes, distribuidos en 19 departamentos de la república, entre los que se contaba la provincia litoral de Tarapacá, colindante por el sur con el departamento boliviano del mismo nombre. (Tarapacá).

Durante la guerra con Chile, la Guardia Civil tiene una participación notable combatiendo junto al Ejército del Perú, y es en la batalla de Tarapacá donde sobresale el Guardia Civil Mariano Santos Mateo cuya acción fue decisiva para que el Ejército del Perú obtenga la victoria en dicha acción de armas.

Mariano Santos Mateo, el valiente de Tarapacá, perteneció al  batallón de Infantería “Guardias Civiles de Arequipa” Nro. 25; unidad compuesta por 6 compañías de guardia civiles, y en esa batalla logró capturar para las armas peruanas, la Coronela Regimentaria (Bandera) del Regimiento de Infanteria “2do. de Línea del Ejército Chileno”, siendo posteriormente felicitado en ceremonia pública por el Jefe  del Ejército del Sur, Contralmirante Lizardo Montero, por su acción valerosa y ascendido al grado inmediato superior de Inspector de Guardias de la Guardia Civil del Perú.

Derrotado el Perú en 1879 por las armas enemigas, en la denominada guerra por el guano y el salitre, el país no solo perdió una parte de su territorio y riquezas naturales, sino que quedo devastado en sus instituciones políticas, económicas  y sociales de las que no fueron ajenas el Ejército y las fuerzas regulares de Policía. Había que volver a reconstruir el país.

Primera Reforma Policial

Durante el segundo gobierno del Presidente Augusto B. Leguía Salcedo, se decidió  reorganizar a la Policía creada en 1873.

Leguía tenía como modelo de una nueva Policía a la Guardia Civil de España, por ello solicita al gobierno de Su Majestad el Rey de España Alfonso XIII, el envio a la ciudad de Lima de una misión de la Guardia Civil de España, con la finalidad de reformarse a la Guardia Civil y Gendarmería del Perú. Para lograr este propósito se expide la Resolución Suprema del 04 de abril de 1921 que dispone la contratación de una misión de la institución policial de España, hecho que se concretó con el acuerdo diplomático suscrito en Madrid, el 1 de octubre de 1921.

La misión española contratada llegó a Lima el 22 de noviembre de 1922 y estuvo presidida por el Teniente Coronel GCE Pedro Pueyo España. Luego de instalarse se dedicó al trabajo de planificación y formulación de los proyectos para la reforma de la Policía, entregando el 21 de enero de 1922 , al presidente Augusto B. Leguía y al Ministro de Gobierno y Policía German Leguía y Martínez, 14 proyectos de ley que comprendían el plan completo de  reorganización de los cuerpos de la Guardia Civil y Gendarmería existentes. Dicho trabajo fue de aceptación del Presidente Leguía, quien consideró válido el plan proyectado para realizar la reforma policial y mejoramiento de los servicios.

Como consecuencia de la labor realizada por la misión española se procedió a la creación y organización de un cuerpo de la Guardia Civil similar al de España, sobre la base del Regimiento Nro. 2 de la Gendarmería, para desempeñarse en el ámbito rural.  Se formó otro cuerpo denominado de seguridad sobre la base de la Guardia Civil existente,  para desempeñarse en el ámbito urbano.  Y se creó un cuerpo más, denominado de investigación y vigilancia.

Uno de los actos más trascendentes de la reforma policial fue la creación de la Escuela de Policía.  Para ello el gobierno dictó el 3 de julio de 1922 el dispositivo legal creando dicha escuela en donde se debían formar y capacitar el personal de los tres cuerpos que conformarían la nueva Policía peruana.

La Escuela de Policía de la República constaba inicialmente de tres secciones :
-          La 1ra. Superior de Oficiales, para los tres cuerpos.
-          La 2da. de Tropa y Aspirantes a Clase de los tres cuerpos.
-          La 3ra. Especial, de Aspirantes a la Sección de Investigación y Vigilancia y su Anexo de Dactiloscopia.

Luego de creada la Escuela de Policía, se atendió en primer lugar al reclutamiento del personal idóneo para la instalación del plantel, consiguiéndose la presentación de candidatos honorables y de excelente antecedente militar para las jerarquías de capitán, tenientes y alfereces.  Para las secciones de clases de seguridad e investigación,  se examinó con sumo cuidado a los antecedentes de conducta e instrucción y con tal medida se reclutó un personal que hizo honor el día de la inauguración de la escuela, a sus reclutadores e instructores.

El local elegido para la Escuela de Policía fue el del antiguo “Hospicio de la Misericordia y Hospital de Insanos “, ubicado en la Av. Sebastián Lorente Nro. 769 (antes Av. De Los Incas) del tradicional Cercado de Lima. La inauguración de la Escuela, totalmente remozada para cumplir sus fines, fue el 1 de noviembre de 1922, con la presencia del Presidente de la República  y su gabinete en pleno, asistencia del cuerpo diplomático y consulares acreditados en Lima, el elemento militar y civil de la población y de la colonia española de Lima, que respondiendo a la iniciativa sugerida por el Teniente Coronel GCE Pedro Pueyo España, obsequió la bandera de guerra a la naciente escuela.

La escuela inicia sus actividades el 4 de noviembre  de 1922, teniendo como alumnos a 30 oficiales del Ejército del Perú, de los cuales algunos regresaron a sus unidades de origen; 19 aspirantes a Investigación y Vigilancia y 103 personal de tropa. Los exámenes fueron presenciados por el Ministro de Gobierno y Policía, así como el desarrollo de algunas clases. La primera promoción que egresó de la escuela lo hizo el 3  de setiembre de 1923.

La Guardia Civil y Policía, era una nueva institución policial peruana concebida para el nuevo orden político, económico, social y cultural de la República del Perú, de naturaleza, carácter y organización militar, porque fue creada con los mismos principios doctrinarios de la Guardia Civil de España por la misión española contratada para proponer la reforma policial, la que trajo y aplicó los mismos reglamentos de la Guardia Civil de España.

Lo más notable de la labor de la misión española fue el desarrollo del aspecto moral y material en el personal policial, aplicando los consistentes principios  éticos de la cartilla del Guardia Civil, donde en su artículo 1ro. señalaba que : “El Honor es su Divisa, debe por consiguiente conservarlo sin mancha, una vez perdido no se recupera jamás”.

Luego en siguientes artículos se manifestaba a sus integrantes que: “El culto al deber es la constante inspiración del Guardia Civil; la satisfacción de haberlo cumplido su mejor recompensa, y la dignificación institucional su consigna permanente”. Complementando a éstos, el que reflejaba la razón de ser y de actuar del Guardia Civil cuando se le inculcaba como norma de vida que, “será siempre un pronóstico feliz para el afligido, infundiendo la confianza que a su presentación el que se crea cercado de asesinos, se considere libre de ellos; el que tenga su casa presa de las llamas, estime el incendio apagado; el que vea  a su hijo arrastrado por las corrientes de las aguas, lo considere salvado y, por último siempre deberá velar por la seguridad y bienestar de todos”.

El indoctrinamiento diario durante la instrucción antes de salir al servicio, hizo que individual y colectivamente se fuera forjando un misticismo individual y colectivo entre los integrantes de la Guardia Civil del Perú, que luego se puso en evidencia con actos de heroísmo, martirologio, sacrificio y abnegación en defensa de la Patria, del gobierno legalmente constituido y  de la sociedad, cuando éstos lo demandaron.

Principales hechos durante el desarrollo institucional 1923-1988

En 1925 se crea la 2da. Comandancia de la Guardia Civil y al año siguiente se la destaca, en mision especial al departamento de Cajamarca para reincorporar la provincia de Cutervo al gobierno nacional, que estaba en poder de las montoneras del gamonal y latifundista Eleodoro Benel Zuloeta.  Las tropas de Infanteria y Caballería  estaban al mando del Coronel Antenor Herrera que llega a su lugar de destino el 12 de febrero de 1927.

La campaña contra el bandolerismo en Cajamarca duró varios meses y culminó con la muerte de Eleodoro Benel, ocurrida el 28 de noviembre de 1927 y la persecución de sus seguidores, por parte de la Guardia Civil que llega a tomar la casa hacienda de Silugan.

El 26 de junio de 1931, el Teniente Coronel  EP Agustín Cabrera, Comandante de la 4ta. División del Ejército del Perú se alzó en armas,  logrando deponer a las autoridades políticas y apoderarse del armamento y ganado del Regimiento de Artillería Nro. 4, unidad militar que si bien no quiso adherirse al movimiento tampoco lo combatió.

El Teniente Coronel Cabrera sólo llegó a obtener el control parcial de la Plaza de Armas del Cusco por lo que el Mayor GC Humberto Flores Hidalgo, a pesar del número reducido de efectivos de la Guardia Civil que tenía a su mando, en gesto valiente y viril, se negó a unirse al movimiento rebelde y a entregar las armas a los insurrectos.

Luego que las autoridades políticas fueron depuestas y neutralizado el Regimiento de Artillería Nro. 4, el jefe rebelde a través de oficiales comisionados, pidió la rendición de los guardias civiles, recibiendo la respuesta del Mayor  Flores,  que no se adhería al movimiento ni se rendía, que atacasen si lo creían conveniente, que él y sus tropas cumplirían con su deber.

Aunque el jefe rebelde no atacó el cuartel policial, oficiales y tropas prepararon la defensa con la ayuda de la población civil que no simpatizaban con el movimiento rebelde, el cual, de la misma manera, se daba en la ciudad de Puno, con la muerte en Paucarcolla del GC Manuel Gutiérrez Candia. Iniciados los enfrentamientos entre las fuerzas del orden enviadas desde Lima el 06 de julio de 1931, y los insurrectos, las primeras retomaron el control reponiendo en sus cargos al prefecto y al subprefecto, logrando la captura del teniente coronel insurrecto.

En 1932, durante la insurección de un grupo de integrantes del APRA, conocida como la Revolución de Trujillo, la Guardia Civil del Perú y del Ejército peruano perdieron a 3 oficiales GC (el capitán GC Eduardo Carbajal Loayza, el Teniente GC Alberto Villanueva Gómez y el Alférez GC Humberto Lengua Romero) y a 33 clases y guardias que fueron asesinados, estando en condición de rehenes. Todos ellos pertenecientes a la 5ta. Comandancia de Trujillo. También el Ejército peruano perdió a 14 de sus integrantes.

Debido a los conflictos políticos y sociales ocurridos en los años 30 en Cajamarca, Trujillo, Ayacucho y Huancavelica, que tanto dolor y sangre costaron a la Guardia Civil, se propuso al gobierno la creación de una fuerza especial para hacer frente a esas continuas alteraciones del orden público. La propuesta se inspiraba en las novísimas fuerzas de asalto alemanas que con personal selecto, adiestrado, armado y equipado convenientemente, demostraban eficiencia y contundencia en todas sus intervenciones para controlar desórdenes.

Por esta razón, el Presidente de la República General EP Oscar R. Benavides, expidió el 30 de diciembre de 1935, el Decreto Supremo creando la Compañía de Asalto para la conservación del orden público y social y el desempeño de servicios especiales. Esta compañía es la génesis de la posterior 22 Comandancia de la Guardia Civil-Asalto que fuera una de las unidades más emblemáticas que tuvo la institución por sus innumerables intervenciones exitosas en todo el territorio nacional.

En 1941 , en las diferentes acciones militares ocurridas en la campaña militar del norte y nororiente, la Guardia Civil participó activamente no como tropa auxiliar sino como tropa combatiente, teniendo un desempeño notable en los enfrentamientos que se sucedieron, muriendo  en defensa de nuestra integridad territorial el Teniente  GC Alipio Ponce Vásquez (el héroe de Carcabón ascendido póstumamente a Capitán) y los guardias Neptalí Valderrama Ampuero, Justo Pastor Ismodes Nadal, Leoncio Martel Acosta, Alberto Leveau García, Graciano Ayala Torres Y Edgardo Luis Zumarán Carpio.

El 5 de enero de 1944, el gobierno nacional dispone la fusión en un solo cuerpo, el de la Guardia Civil con el de Seguridad. A mérito de dicha disposición, a los efectivos encargados de prestar los servicios en las ciudades se les denominó Guardia Civil urbana, y a los que prestaban servicios en los campos, Guardia Civil rural.

En la década  de los 50 y 60 se inicia la expansión de servicios policiales con la creación en 1949 de la 29 Comandancia de Radio Patrulla, se convierte el Batallón de Tráfico creado en 1929, en la 30 y 49 Comandancias de Tránsito para Lima y Balnearios, que luego sería complementada con la creación de la 50 Comandancia de Investigación de Accidentes de Tránsito.

El 8 de julio de 1961, se crea la Unidad de Servicios Especiales que integra el accionar de la emblemática 22 Comandancia de Asalto, la 34, 41 y 42 Comandancias; encargadas del control de multitudes y de disturbios civiles, contribuyendo a la conservación o al restablecimiento del orden público.

Entre 1962 y 1965 se producen diversas acciones subversivas en la sierra y selva central del país, que debe afrontar la Guardia Civil con las unidades y servicios que contaba, sin estar preparada ni equipada para esta nueva modalidad delictiva.

Producto de diversos enfrentamientos con elementos subversivos, el 27 de junio de 1965 pierden la vida en cumplimiento del deber el Mayor GC Horacio Patiño Cruzatti, que al mando de una patrulla compuesta por 32 efectivos (3 oficiales y 29 clases y guardias), es emboscado en la zona del cerro Púcuta, zona selvática de Huancavelica), cuando se disponía a restablecer el orden en el poblado de Púcuta. Mueren además nueve guardias civiles y un capitán médico de la Sanidad Policial.

El 21 de junio de 1965, se crea en Mazamari, provincia de Satipo, departamento de Junín, la 48 comandancia de la GC-Los Sinchis, unidad policial especial contrainsurgente.

El 9 de agosto de 1965, entre los poblados de Kiatari y Kubantía, en la provincia de Satipo, departamento de Junín , es atacado por subversivos un pelotón de guardias civiles al mando del Alferéz GC Guillermo Alcántara Mena, jefe del pelotón que fallece en la emboscada junto con el Sargento 2do Enfermero SGC José Del Carmen Huamán Muñoz , y el administrador de la hacienda Kiatari Ingeniero Ismael Castillo Mattasoglio, propiedad que había sido invadida por subversivos.

Los hechos subversivos que sucedieron en Púcuta y Satipo motivaron la participación de la Fuerza Armada del Perú en la lucha  contrasubversiva, disponiendo el gobierno peruano el 13 de agosto de 1965 la intervención del Ejército, siendo las tropas de la IV Región Militar las que derrotarían a los insurgentes del MIR en el enfrentamiento ocurrido en Mesa Pelada el 23 de octubre de 1965, poniendo fin a las actividades subversivas en marzo de 1966.

Mediante Ley Nro. 15605 del 8 de setiembre de 1965, el Presidente de la República Fernando Belaúnde Terry, otorgó a la Guardia Civil del Perú el título de Benemérita, como gratitud y estímulo por los servicios prestados a la Nación.

El 23 de diciembre de 1969, el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada dictó los decretos leyes 18069, 18070, 18071 y 18072; leyes orgánicas de la Guardia Civil, Guardia Republicana y Policía de Investigaciones del Perú, y Servicio de Sanidad de las Fuerzas Policiales.

Con la promulgación de estos decretos leyes se subsidió y dividió la función de Policía del Estado. La misión asignada a la Guardia Civil era el de “mantener el orden público, mientras no se requiera el empleo de la Fuerza Armada”, es decir el titular del orden público era la Fuerza Armada y no la Policía, y por otro lado la función de Policía que es única e indivisible, se divide para asignar a la Guardia Civil la prevención de los delitos y denuncia de las faltas, y a la Policía de Investigaciones le competía la investigación y denuncia de los delitos perseguibles de oficio. Además surge un actor más como integrante de las Fuerzas Policiales:  la Guardia Republicana.

Con el devenir de los años los integrantes de las Fuerzas Policiales lucharán entre sí, por la preeminencia de la función policial al actuar cada una en forma autónoma, con grave perjuicio para la comunidad nacional, el Estado y la propia institución policial.

Mediante el Decreto Supremo Nro. 038-77-IN del 7 de octubre  de 1977, se crea la Policía Femenina de la Guardia Civil del Perú con la finalidad  inicial de  cumplir labores de protección al menor y de apoyar a las unidades de la Policía de Tránsito y de Turismo, pertenecientes a la Guardia Civil del Perú. El mismo año se autoriza el funcionamiento de la Escuela de Policía Femenina, con sede en el balneario de San Bartolo.

Dos  hechos significativos sucederán en la historia de la Guardia Civil del Perú, cuando en 1978 un grupo de oficiales superiores de la Guardia Civil de la Promoción XVI, del curso de oficiales de Estado Mayor  del Centro Superior de Estudios de la Guardia Civil, rescata como héroe de la Guardia Civil a Mariano Santos Mateo, el valiente de Tarapacá, durante la Guerra del Pacífico; y la creación de la Guardia Civil el 31 de diciembre de 1873.

Asimismo,  un grupo de oficiales superiores de la misma promoción y de la XV del antes citado curso, apoyan doctrinariamente al Comando Superior de la Guardia Civil del Perú, en la consecución de la categoría constitucional del orden interno que fuera aprobada por la Constituyente de 1979.

En 1982 se crea la Unidad de Protección Bancaria, que ha aportado importantes logros al prestigio de la Guardia Civil, en el ámbito nacional e internacional, al reducir a la mínima expresión los asaltos a bancos que eran numerosos en la década del 80.

En las décadas del 80 y del 90 se producen miles de acciones terroristas efectuadas por Sendero Luminoso y el MRTA, que obligan a la Guardia Civil a replegar gran parte de sus puestos policiales en las zonas de sierra y selva y, en las ciudades principales de provincias, a concentrarse en sus principales unidades policiales regionales, departamentales y provinciales.

Cientos de mártires de la Guardia Civil, ofrecerán sus vidas en la lucha contra el terrorismo que asoló al país desde 1980 hasta 1992 en que se reduce el accionar terrorista con la captura del líder máximo de Sendero Luminoso y cúpula de dirigentes principales, que ocasionaron graves daños a la Nación peruana y a sus principales instituciones. Las acciones terroristas ocasionarán que la Guardia Civil se repliegue en gran parte del servicio rural, y en las ciudades progresivamente va perdiendo su presencia en las calles, vías y lugares públicos o abiertos al público.

Unificación de las Fuerzas Policiales

A fines del segundo gobierno del Presidente Fernando Belaúnde, se producen diversos enfrentamientos entre los integrantes de la Guardia Civil y la Guardia Republicana, que mellan el prestigio y autoridad de ambas instituciones frente a la opinión pública y el gobierno. Además existía superposición de funciones entre las tres fuerzas policiales, mientras que la comunidad reclamaba mayor protección y ayuda a las personas y sus bienes.

Frente a la situación descrita, en el primer gobierno del Presidente Alan García Pérez, el 14 de setiembre de 1985, al amparo de la Ley 24294 aprobada por el Congreso de la República, el Poder Ejecutivo decide iniciar un proceso de reorganización de las fuerzas policiales.

Posteriormente, el 04 de febrero de 1986 continuando con el  proceso emprendido, se expidieron los decretos legislativos Nros. 370,371, 372 y 373 referentes a la Ley Orgánica del Ministerio del Interior, Ley de Bases de las Fuerzas Policiales, Leyes Orgánicas de la Guardia Civil, Policía de Investigaciones y de la Guardia Republicana.

La Ley de Bases de las Fuerzas Policiales, sentó los pilares para la creación definitiva de la Policía Nacional. La citada ley establece un Comando Único (la Dirección General de las Fuerzas Policiales) y también la formación de un solo Centro de Estudios para la preparación de los oficiales policías (denominado Escuela de Oficiales de las Fuerzas Policiales con sede en el antiguo Centro de Instrucción  de la Guardia Civil Mariano Santos en la Campiña- Chorrillos), y de una Escuela Nacional para los Guardias y Agentes (denominada Escuela Nacional de Policía, con sede en el antiguo Centro de Instrucción de la Guardia Republicana del Perú en Puente Piedra). Pareciera que la solución del problema tomó como criterio básico gran parte de  la reforma de la Policía en 1922. Se puso énfasis que las fuerzas policiales eran de “carácter no militar”.

El 7 de diciembre de 1988 fue publicada la Ley 24949 del 6 de diciembre de 1988, que modificando los artículos pertinentes de la Constitución Política del Perú de 1979, crea definitivamente la Policía Nacional del Perú.  Los objetivos que se buscaron fueron, entre otros, integrar las tres fuerzas policiales, hacer un mejor uso de los recursos económicos, desaparecer los conflictos que existían entre ellas originados por “dualidad de funciones” y, sobre todo, ofrecer un mejor servicio a la sociedad.

Con la creación de la Policía Nacional, desaparece del escenario del país la Benemérita Guardia Civil del Perú, que desde su creación en 1873 hasta su extinción en 1988 , brindó al  país dos héroes nacionales, cientos de mártires que ofrendaron su vida en defensa de la Patria, de la sociedad y del gobierno legalmente constituído; así como realizó una permanente función social a lo largo y ancho del país, construyendo infinidad de  obras comunales como escuelas, actuando muchas veces como docentes en campañas de alfabetización, caminos, comisarías o puestos policiales  sin costo para el Estado y con la ayuda de la población, ganándose el aprecio y el respeto de las comunidades.

También ha aportado para el prestigio de la nueva institución policial su gloriosa historia y tradición, así como los sustentos doctrinarios de la función de Policía del Estado peruano, y las fuerzas morales y éticas que le permitieron ganarse el respeto, la admiración y el reconocimiento ciudadano, cuando en el ejercicio de  la autoridad policial, lo hacía con honor, abnegación, y sacrificio en el cumplimiento del deber; ayudando y protegiendo a las personas y a sus bienes más preciados como son su vida, integridad física, patrimonio y honra.

Por todo ello, señoras y señoras, la Guardia Civil del Perú sigue siendo gloriosa e inmortal, viviendo aún mientras subsista el último Guardia Civil y sus familiares, y existan también estudiosos de la historia del Perú que comprendan la evolución de la función de Policía del Estado y de la institución que la representa; así como el sentir de cada Guardia Civil cuando con legítimo orgullo cantamos nuestro himno institucional recordando; “Guardia Civil es el himno de gloria, ensalcemos la noble misión, orgullosos de ser lo que somos los soldados de la abnegación” o cuando cantábamos  también “marchad , marchad nobles guardias civiles, de patriotismo henchido el corazón, marchad que en nuestros brazos varoniles reposa el destino de la Nación.”

Ese misticismo guardiaciviliano nos permitirá mantener la esperanza, que muy pronto, nuestra amada institución volverá al escenario nacional formando parte de la actual Policía Nacional, como componente de ella y asignándosele parte de las funciones, competencias y especialidades que estable la vigente ley de la Policía Nacional.

Para lograr este propósito, debemos sustentar esta propuesta en que la actual Constitución del Perú, en su artículo 163 sí define lo que es la defensa nacional, señalando además a sus componentes las FF.AA.,  pero no define qué es el orden interno, dejando la posibilidad de señalar a sus componentes mediante una modificación constitucional que justifique nuevamente el accionar de la Guardia Civil y otras instituciones policiales que garanticen adecuadamente la paz social, el orden interno y público, el cumplimiento de la ley  y la seguridad ciudadana. Así  tendremos la Policía que el Perú necesita para su desarrollo nacional y bienestar de su pueblo.

Esta aspiración profesional que invocamos a Dios Nuestro Señor, nos permitirá volver a  repetir desde lo más profundo de nuestro corazón: “y aunque mi tumba, estuviera desposeída de flores, Guardia Civil de mis amores, la vida por ti mil veces diera.”

¡Viva la gloriosa e inmortal Guardia Civil del Perú!


Gracias.

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